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Critica a "El Exorcista" de William Friedkin 1973

El género de terror es uno de los más populares entre el público y seguramente también el que reciba un mayor desprecio por parte de los grandes entendidos. Su tendencia a repetir mil veces la misma fórmula con desafortunados resultados es una de sus mayores lacras. Cierto que ocasionalmente surge alguna cinta de corte más tradicional perfectamente disfrutable, pero a la hora de la verdad todos nos acordamos de las – que al menos creemos- grandes pioneras como referencia. ‘El exorcista’ (‘The Exorcist’, William Friedkin, 1973) es una de las películas fijas cuando se habla de las mejores películas de terror de la historia, tanto por su función como génesis del cada vez más ingrato cine de exorcismos como por sus méritos artísticos.


El cine de terror americano pasaba por una etapa de transición a comienzos de los años 70, aún dominado por una mala comprensión de lo que convirtió a ‘Psicosis’ (‘Psycho’, Alfred Hitchcock, 1960) en una de las mejores películas de la historia, lo único que añadiendo generosas dosis del cine gore descubierto pocos años después. Las ofertas británicas, españolas y, sobre todo, italianas, con el giallo como gran emblema, no tenían nada que envidiar a las múltiples producciones americanas de bajo presupuesto de esos años que querían emular el fenomenal éxito de ‘La noche de los muertos vivientes’ (‘Night of the Living Dead’, George A. Romero, 1968) en lugar de seguir la vía de ‘La semilla del diablo’ (‘Rosemary´s Baby’, Roman Polanski, 1968). Sin embargo, el público estaba ansioso por ver una cinta de terror que les permitiese vibrar en una sala de cine.


William Peter Blatty publicaba en 1971 su novela ‘El exorcista’, la cual tomaba como base un polémico caso real acaecido en 1949. El misticismo de la historia sirvió para disparar el interés por la historia, algo que aprovecharon en Warner para hacerse con los derechos de adaptación cinematográfica casi de inmediato.


Puede que todo el aura que rodea a ‘El exorcista’ haya hecho que se hayan exagerado un poco sus virtudes, pero estamos ante una película que se toma en serio el cine de terror y va desarrollando la historia con calma y mimando a sus personajes, algo que ya le daría de sobra para estar muy por encima de la media. El buen trabajo del elenco, la acertada aproximación de la puesta en escena de Friedkin y alguna escena que ha pasado al imaginario colectivo la convierten aún hoy en la mejor película sobre exorcismos de la historia – la competencia también es cierto es que bastante pobre-, y tengo serias dudas de que vaya a ser superada en el futuro.

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